Cuando le des la mano a un amigo, hazlo de manera consciente. Observa si tu mano despide calor o no. Si no lo hace, puedes darle la mano y no habrá comunicación ni transmisión de energía.
De hecho puedes darle la mano y que esté completamente fría, congelada...

No hay vibración, no hay pulsación; no está fluyendo energía hacia el amigo. Entonces es en vano. Es un gesto vacío, ¡un gesto impotente!

Cuando le des la mano a alguien observa dentro de ti si está fluyendo energía o no, y ayuda a dirigir esa energía, lleva la energía hacia allá, muevéla.

Al principio será sólo un ejercicio de imaginación, pero la energía sigue a la imaginación.
Puedes hacerlo... Si quieres puedes tomarte el pulso y luego imaginar durante minutos que el pulso va más rápido.
Después tómate el pulso otra vez, y verás que ha aumentado.
La imaginación crea la raíz, canaliza la energía.

Cuando le des la mano a alguien, dásela de forma consciente e imagina que la energía está moviéndose ahí y que la mano se vuelve cálida y acogedora.

Serás testigo de un gran cambio.

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