Empieza a sentir que surge un sonido de tu garganta como un gemido, un gruñido o un tarareo. Siente surgir el movimiento del sonido. Si te dan ganas de emitir algún ruido, hazlo de corazón. No seas tímido ni evites dejarte ir. Si tu cuerpo empieza a moverse o vibrar, permítelo.
Deja que el sonido te posea...

En tu ser hay un gran sonido como reserva y a veces quiere explotar. A menos que explote, tú no te sentirás ligero. Tienes que ayudarlo. Quiere nacer y tú quieres que te posea; es la única manera en que puedes ayudarlo.

Nuestro ser básico está constituido por sonidos; ése es uno de los más antiguos entre los grandes descubrimientos referentes al ser humano.

A menos que participes, tu propio sonido no puede empezar a funcionar. No puede funcionar por el solo hecho de que lo escuches. Tiene que volverse activo, móvil y vivo. Entonces empieza a tararear, a cantar, a gruñir...
Esos sonidos no deben tener significado, sino existencia.
Disfrútalos, nada más: ése es el significado. Muévete. Deja que sea en honor al sol naciente y no te detengas hasta que el sol haya salido.

Esto te mantendrá en un cierto ritmo durante todo el día.
Estarás en sintonía desde temprano y verás que el dia es diferente.
Serás más cariñoso, más comedido, más compasivo, más amigable; menos violento, menos colérico, menos ambicioso y menos egoísta.

Si tienes ganas de bailar, baila; si quieres mecerte sentado hazlo. Lo importante es que tú ya no tienes el control, el sonido te controla...

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