Para algunas personas el sol puede funcionar como el gran despertador de la conciencia. Para otras, ese mismo sol puede ser muy molesto...

Tendrás que encontrar los momentos adecuados porque cuando el sol se ha elevado mucho ya no puedes mirarlo sin que te dañe los ojos.

Temprano por la mañana, cuando el sol esté saliendo, puedes mirarlo por unos momentos y absorber tanta energía como puedas.

Simplemente bébelo, literalmente bébelo. Ábrete a él y empápate de su energía. Al atardecer, cuando el sol se ponga, puedes mirarlo otra vez.

Lentamente llegarás a ser capaz de cerrar los ojos en cualquier momento y mirar el sol; entonces puedes meditar interiormente sobre el sol. Sin embargo, empieza por lo exterior; siempre es bueno empezar desde el exterior, desde lo objetivo, y después moverte lentamente hacia lo subjetivo.

Una vez que eres capaz de ver el sol con los ojos cerrados y de visualizarlo, ya no hay necesidad de meditar sobre el sol exterior.

El sol interior funcionará, pues todo lo que hay fuera también está dentro;

El sol interior tiene que ser povocado y retado. Una vez que empiece a funcionar, verás que tu vida cambia por sí sola. Verás que surge una gran energía en tí y que hay algo que no puedes agotar. Puedes hacer tanto como quieras y no se agotará.

Una vez que has entrado en contacto con la fuente inagotable, la vida es rica. Ya no conoce la pobreza. Es rica interiormente. Nada exterior importa; todas las situaciones son casi iguales. En el éxito, en el fracaso, en la pobreza o en la riqueza, uno permanece tranquilo y no se distrae, pues uno sabe que mí energía básica está dentro de mí.
Uno sabe que las circunstancias externas no afectan a mi tesoro básico.

Estas circunstancias externas son importantes sólo si no estamos al tanto del interior.
Una vez que conocemos el interior, lo exterior empieza a marchitarse y su importancia simplemente desaparece.

Por ello podemos ser mendigo y emperador a la vez.

Podemos fallar en todo lo relativo al mundo exterior y sin embargo tener éxito.
Además, no hay queja, no hay cicatriz; uno se siente absolutamente feliz independientemente de las circunstancias.

Eso es algo auténtico...

Comentarios