Durante toda nuestra vida, muchas personas han llegado sólo hasta cierto punto en todos los aspectos.

Si estás enojado, llegas hasta sólo cierto punto.
Si estás triste, llegas sólo hasta cierto punto.
Si estás feliz, llegas sólo hasta cierto punto.

Hay una línea sutil más allá de la cual nunca has ido; todo llega hasta ahí y se detiene.

Se ha vuelto casi automático, y en cuanto llegas a esa línea te detienes.

Todos hemos sido educados así:
Se nos permite el enojo pero hasta cierto punto, pues más puede ser peligroso.
Se nos permite cierta alegría pero no más, porque podríamos enloquecer.
Se nos permite estar tristes sólo un poco pero no más, porque podría ser suicida.

Hemos sido entrenados y hay una muralla alrededor de ti y de todos los demás. Nunca vamos más allá de ella.
Es nuestro único espacio, nuestra única libertad, de manera que cuando empezamos a estar felices o alegres, esa muralla se interpone en el camino.

Ve más allá del límite ordinario, a donde nunca has llegado.

El límite constante dentro del cual has vivido, se ha vuelto una rutina tal, que a menos que la trasciendas no podrás estar consciente.

Una vez que aprendas a traspasar el límite estarás en un mundo totamente diferente. Entonces sabrás todo lo que te has estado perdiendo en la vida.

Chocarás contra la gran muralla muchas veces, pero poco a poco aprenderás a salir de ella, pues realmente no está ahí, es solamente una creencia.


                                     youtube.com/watch?v=lnRnF42Y3pY

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