Observa el mar; hay millones de olas...

Nunca ves el mar; siempre ves las olas, pues están en la superficie. Sin embargo, cada ola no es más que un movimiento del mar, el mar se mueve por medio de todas las olas.

Recuerda el océano y olvida las olas, pues las olas no existen realmente, sólo existe el océano...

Siéntate y mira a los ojos del otro sin pensar y trata de penetrar la mirada...
Simplemente mira cada vez más profundamente en los ojos del otro. Pronto te darás cuenta de que has travesado las olas y el océano se ha abierto ante vosotros...

Mira a los ojos profundamente, pues los ojos son sólo las puertas, y no pienses...
Si tan sólo miras fijamente, pronto las olas desaparecerán y el océano será revelado...

Si puedes mirar profundamente a los ojos, sentirás que la persona ha desaparecido.
Algún fenómeno oceánico está escondido detrás y esta persona era sólo el oleaje de un mar profundo, una ola de algo desconocido y escondido...

Siempre que percibas alguna distinción, reconoce que estás en la superficie...

Todas las distinciones pertenecen a la superficie; mucho pertenece a la superficie...

Mira profundamente y no te engañes con la superficie...

Pronto serás consciente de un océano a tu alrededor...

Entonces verás que tú eres también una ola...
Tu ego es sólo una ola...

Detrás de ese ego está escondido lo que no tiene nombre, el uno...

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