Juvenal y Gerontal nacieron el mismo día, a la misma hora, en el mismo lugar a idéntica temperatura ambiental.
Hijos de los mismos padres, y nietos de los mismos abuelos, ocurría, sin embargo, la rareza de que no eran hermanos...

El enigma se explica por el hecho de que ambos compartían el mismo cuerpo sin otro remedio que residir en él durante el tiempo que duraran sus vidas...

Juvenal nació nuevo, con cero horas, cero minutos y cero segundos, y empezó respirando su primera y tierna bocanada de aire...

Gerontal nació exactamente en el mismo momento, pero con 96 años, quedándole apenas la última bocanada de aire...

Juvenal era una criatura llena de futuro.
Gerontal, un ser lleno de pasado, en verdad el anciano que algún día sería Juvenal, y ya muy cercano a abandonar el juego del mundo, pero para regresar de nuevo, desnudo, a su verdadera identidad: la de Eternal, el no nacido, el no fallecido...

Así pues, os presento a Juvenal, Gerontal y Eternal...

Querido Juvenal: eres un hijo bendecido por tu pasado, por la presencia de Eternal y por la ayuda de Gerontal, así que es bueno que sepas que la vida nos sonríe y nos complace a veces, y otras, nos frustra y nos hace llorar.
Ambas cosas son correctas, y cuesta determinar si la vida cuida mejor de nosotros cuando nos complace o cuando nos despedaza...

Nunca se sabe bien si avanzamos en los momentos cuando ganamos o perdemos, pero si puedes, mantén la confianza a pesar de las inclemencias, pues tu voluntad, tus deseos, tus miedos, todo lo que conforma tu identidad, aquel al que llamas Yo, es pequeño frente a la voluntad de la Vida...

La vida es más grande, Juvenal, así que debes aprender a sintonizarte con sus propósitos, incluso cuando no encajen con tus deseos...

Con el tiempo uno aprende que la felicidad es una ecuación de dos factores complementarios.
El primero, arriesgarnos con todas nuestras fuerzas en la dirección de lo que nos mueves y nos conmueve.
El segundo, sintonizar con los propósitos de la Vida aunque no encajen con nuestros anhelos, y permitir que nos lleve en sus brazos...

La Vida es una especie de diálogo existencial, con suerte creativo, entre nuestros deseos y los Suyos...
Pero... Siempre es soberana y a menudo no pregunta, solo actúa y navegamos a la deriva de su azar...

Sabes, los más felices son los navegantes que le ponen buena cara al mal tiempo y saben construir vida sobre la contrariedad...

Querido Juvenal, elige siempre lo real a lo ideal, elige el amor a todo lo existente frente a la pequeñez de tus ideas de justicia que aplacan tu mala conciencia...

En la juventud, uno se cree muy yo y lo grita a los cuatro vientos, pero con el tiempo, uno se vuelve más y más tú, y luego más y más todos

Avanzar, crecer, significa expandir el corazón hacia todo, hacia todos...

Pregúntate, Juvenal, dónde vivirás el resto de tu vida. La respuesta certera es en el futuro. Es obvio que el pasado nos sostiene, pero la buena vida se halla en el futuro.

Mantente siempre a la escucha: el futuro no cesará de convocarte con su canto ineludible. Mirar al futuro y quererlo nos sostiene igual que nos sostuvieron nuestros padres y nuestros antepasados.

Mira hacia lo lejos y me descubrirás como Gerontal, ya mayor, feliz de la vida vivida, conforme, calmo al entregarla y verás a nuestros hijos y nietos, y cómo la vida se extiende en nuestros descendientes y más allá, llenándote el corazón de futuro...

La vida solo se vuelve líquida en el presente silencioso...

Eternal, nuestra verdadera esencia, solo conoce el Ahora. Él vive en nosotros el presente eterno. Pero el presente es tan fugaz para la mente que solo la domará mirando hacia adelante...

Nunca uses el pasado como excusa para detener tu vida...

Desde mi vejez te digo que lo que me colma es todo aquello que pude darle a la vida, y también lo que me dio y supe recibr con gozo...

Otras veces cometí el pecado de no saber dar ni recibir...

Te miro y veo tu vida, Juvenal: sé exactamente como será y vengo a decite que debes evitar tres grandes pecados:

No dar lo que tienes y eres; dar lo que no tienes y no eres; no tomarte el trabajo interior de distinguir lo que tienes y eres de lo que no tienes y eres.

El primero es un pecado que rinde pleitesía a la cobardía, el segundo a la falsedad y la impostación y el tercero a la acedia o pereza de conciencia...

Ten el coraje de respetar lo que tienes y darlo a la vida.

Sé real, verdadero, no alguien fabricando para calzar en el mundo. Aprende a escuchar tu cuerpo y tu verdad interior...

Ahora Juvenal, yo termino la vida que avanza en ti: la he hallado bella y digna de vivir, y hoy me despido con tanto amor y tantos hermanos que los puedo contar...

Tú, vive...

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