Sucedió que un hombre importante y rico llegó a Mahavira... Era verdaderamente muy rico, pues podía comprar cualquier cosa, incluso reinos...

Cuando llegó a Mahavira, contemporáneo de Buda Gautama, le dijo:

He oído hablar tando de la meditación y durante el tiempo que has estado aquí has creado una moda entre mi gente; todo el mundo habla de ello... ¿Cuánto cuesta y dónde puedo comprarla?... No te preocupes en absoluto por el precio... Simplemente dímelo y yo lo pagaré... No hay ningún problema...

Mahavira dudó... ¿Cómo explicarselo a este hombre? No sabía que decirle... Finalmente dijo:

Ve... En tu ciudad hay un hombre, un hombre muy pobre; quizás él esté dispuesto a vender su meditación... Es tan pobre que podría estar dispuesto a venderla...

El hombre dio las gracias a Mahavira y fue corriendo a ver al hombre pobre, llamó a su puerta y le dijo:

¿Cuánto pides por tu meditación? Quiero comprarla...

El hombre se echó a reir y le dijo:

Me puedes comprar a mí, de acuerdo. Pero, ¿Cómo puedo darte mi meditación? Es una cualidad de mi ser... No es una mercancía...


Cuando damos, nuestro dar no es nunca un dar... es siempre para conseguir algo... Es una inversión...

Seamos jugadores... Arriesgalo todo...

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