Una extraña maldición había caído sobre una tribu... conocida por su espíritu risueño y de sencillas costumbres... parecía atacada por un misterioso virus de insatisfacción...
El valle donde transcurría su vida seguía siendo fértil y acogedor... Sin embargo algo había cambiado...
Desde las últimas lluvias, los cultivos se llenaban de hierbajos que nadie se esforzaba en arrancar y los animales se pasaban el dia en estrecho cercados... Nadie quería correr largas distancias para obtener buenos pastos...

La tribu había perdido casi toda su vitalidad... La poca que quedaba la gastaban en constantes fricciones entre ellos... Las jornadas eran tan amargas que se sentenció que la tribu estaba maldita... Nada salía bien...

Una mañana llegó al pueblo una forastera de sonrisa radiante... Se corrió el rumor de que era una hechicera... pero ella sólo quería descubrir la raiz de todo mal que hasta sus oídos habian llegado...
Con ayuda de un muchacho hizo reunir a todos los aldeanos... Una vez todos reunidos realizó una primera pregunta, pero a la segunda entendió cuál era el virus que hizo que ningún habitante de la tribu estuviera contento... Esperaban que las cosas sucedieran al gustos de ellos y como no era así, vivían sumidos en la infelicidad...

¿Cuál era el antídoto?... Dejad de esperar cosas y tomad todo lo que venga, sea mucho o poco, como un regalo... Trabajad duro y celebrad cada grano que brote en la espiga igual que un milagro...

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