No volveré a meter el mismo pie en el mismo río... Me digo, me prometo...

Siempre tendrán algo en común esas aguas por rápido que bajen... Siempre habrá algo de invariable en tí aunque tu sangre se renueve constantemente...

Sin prisa, pero sin pausa todo cambia y todo sigue igual...

La vida fluye constantemente y tiene también un punto de nexplicable quietud bajo la gran mentira de la velocidad y el vértigo...

Los tiempos que corren me arrastran... La vida moderna me hace devota de la acción por la acción...

Huyo de la agitación sin fin, buscando inúltimente el extremo opuesto... El nirvana, la ataraxia, el exilio interior...

Olvido que entre un punto y otro de la cuerda está la serena inquietud...
Un impulso que es al mismo tiempo ancla y timón, acelerador y freno, agua y fuego, ansia y sosiego...

A lo mejor la vida no es más que esto... Trepidante contemplación, callada turbulencia...

Eterna disputa entre esas dos fuerzas que me empujan a pisar tierra firme o a lanzarme sin paracaídas a un mar de inciertas nubes...




A veces... Forastera de mis propias raíces...




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