Sonríes de forma perspicaz e imperturbablemente. Es tu arma eficaz. Reflejas la ocultación al miedo y la pretensión de calmar al adversario.
Es sumisión.

Amable y conciliadora por si la situación se pone crítica o desagradable, no te defiendes, ni siquiera pagar con la misma moneda un ataque del que has sido objeto.

Te retiras sonriente, reprimes tus impulsos combativos, te vuelves desvalida. Los impulsos son reprimidos y renuncias a la defensa.

Es así como se produce una espiral de dependencia y por lo tanto una falta de iniciativa, pues el indefenso necesita la protección de los demás.

Temes a perder la familiaridad, la cercanía y la seguridad; prefieres volverte dependiente, sacrificando tu autonomía.

La espiral de la dependencia se desarrolla a partir de una sobreadaptación y sumisión constante, cuyo
origen es el miedo permanente al rechazo. 

Si aspira a contentar a todos, ya no puedes percibir la armonía ni la compenetración social. Estás marcado por el temor a la pérdida.

No serás capaz de cuidar de ti misma, ni tomar decisiones por ti misma.

Vuélvete una persona independiente y transmitirás que sabe manejarte sola en la vida.
No volverás a sentirte explotado.

Para ello, haz que el mundo te escuche.
Para ello, escúchate lo que quieres transmitir.

Experimenta,
Detente,
Respira,
Avanza.

Y no se cómo agradecerte todo lo que me has brindado aún así conociéndome.
Gracias.


                                                youtube.com/watch?v=rqh1axtPCec

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