Nada en la vida surge por sí solo. No basta con creer en algo; hay que tener también la fuerza para superar los obstáculos y para luchar.

Las chicas malas tienen ganas de triunfar. Superar los obstáculos y consolidar la propia competencia frente a cualquier oposición. Luchar por un objetivo final.

La solución no es la autodestrucción ni la duda sobre si misma, sino el valor orientado hacia dentro y hacia fuera. Se activa el enfado para convertirlos en hechos.

Actúan.

Están alerta. Desenmascara la agresión oculta como lo que es.
No se les puede chantajear, dando opinión y planteando exigencias ya que siguen consecuentemente el camino que han trazado.

Respetadas.

Por ello, no se dejan engañar por las lágrimas, la sensibilidad y la debilidad de quienes se convierte a sí mismos en desvalidos.

Consideran los olvidos, los supuestos malentendidos y las tácticas dilatorias como una agresión indirecta encaminada a hacerlas tropezar, y en lugar de mostrar una compresión desvalida, se defienden.

Convicciones.
 
No permiten que se disipen sus temores, penas o preocupaciones aquellos que pretenden persuadirlas de lo que es bueno.

Si alguien las amenaza con catástrofes tan pronto como manifiestan sus deseos, están más dispuestas a afrontar las consecuencias, que a ceder.

En la duda, se rompe con lo externo.
 
Cuando se nace con alas, hay que hacer todo lo posible por utilizarlas para volar.


                                             youtube.com/watch?v=q8Eym5409F4

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