El
hombre puede funcionar desde tres centros: uno es la cabeza, otro es el
corazón y el tercero es el ombligo.
Si funcionas desde la cabeza le
darás vueltas a más y más pensamientos. Son insustanciales,
ensoñaciones; prometen mucho y no dan nada.
¡La mente es una gran trampa! Además, tiene una capacidad tremenda para
embaucarte porque puede proyectar. Puede proporcionarte grandes utopías,
grandes deseos, y siempre está diciendo: "Va a pasar mañana"...¡y nunca
sucede! Nunca pasa nada en la cabeza.
La cabeza no es un lugar para que
pase nada.
El segundo centro es el corazón. Es el centro de la percepción: uno
siente a través del corazón. Estás más cerca del hogar; no has llegado,
pero estás más cerca.
Cuando sientes, tienes más sustancia, más solidez. Cuando sientes,
existe la posibilidad de que algo pase. Con la cabeza no hay
posibilidad; con el corazón hay una pequeña.
Pero ni siquiera el corazón es lo verdadero.
Lo verdadero es más
profundo que el corazón, es el ombligo. Es el centro del Ser.
Pensar, Sentir y Ser: ésos son los tres centros.
Siente más y pensarás menos. No luches contra el pensamiento porque
luchar contra el pensamiento es crear otros pensamientos, de lucha.
Entonces la mente no es derrotada. Si ganas, es la mente quien ha
gandado; si pierdes, eres tú el que pierde. De cualquier manera eres
derrotado, así que nunca luches contra los pensamientos, es en vano.
En lugar de luchar contra los pensamientos, dirige tu energía hacia el Sentir. Canta en lugar de pensar, ama en vez de filosofar, lee más
poesía que prosa. Baila, observa la naturaleza y, hagas lo que hagas,
que sea a partir del corazón.
Por ejemplo, si tocas a una persona, tócala desde el Corazón.
Toca
sintiendo, permite que tu ser vibre.
Cuando mires a alguien, que no sea
con una mirada sin vida, pasiva.
Permite que fluya la energía a través
de tus ojos e inmediatamente sentirás que algo está sucediendo en el
corazón. Es sólo cuestión de intentarlo.
El corazón es el centro descuidado.
Una vez que empiezas a prestarle
atención, comienza a funcionar. Y cuando esto ocurre, la energía que se
movía en la mente de manera automática comienza a moverse a través del
corazón, y el corazón está más cercano al centro de energia, el ombligo.
Así que enviar energía a la cabeza es un trabajo difícil.
Así pues, el primer paso es sentir cada vez más. Una vez que has dado
ese paso, el segundo es sumamente fácil.
Primero ama: has recorrido la
mitad del viaje, y así
como es fácil moverse de la cabeza al corazón, es aún más fácil moverse
del corazón al ombligo.
En el ombligo eres simplemente un ser, un ser puro: sin sentimiento ni
pensamiento. No te mueves. Es como el ojo del huracán.
Todo lo demás se mueve: la cabeza, el corazón y el cuerpo. Todo se está
moviendo, todo está en un flujo constante. Sólo el centro de tu
existencia, el centro del ombligo, está inmóvil; es el eje de la rueda.
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